Meditar es, de seguro, la facultad más preciosa que tiene el ser humano, porque es la única vía para alcanzar los grados superiores del éxtasis. ¿Qué es el éxtasis? Se le puede definir como el tercer estado de la conciencia, una forma de percepción tan definida, como lo son el sueño y la vigilia. Es un estado que tiene sus propias leyes; cuando lo sentimos, sabemos sin lugar a dudas que estamos allí.
El éxtasis se caracteriza porque nos produce una sensación de vivencia absoluta. De repente, todas las dualidades que le dan contenido a la mente se funden en una percepción directa de la unidad. Es una ruptura interpretativa, un viaje de la conciencia más allá del ego, al reino del notiempo, donde las leyes de la materia se anulan y sólo queda un estremecimiento de placer que se funde con el infinito. Es el trance de los chamanes, el Samadhi de los yogas, la vivencia del Reino entre los cristianos y la Teowatia de los toltecas.